Por Brenda Otero. El País. 28 de marzo de 2014.
Décadas después de su debut en los escenarios, seguimos vistiendo cómo la banda neoyorkina Ramones. Diseccionamos las claves de su incombustible imagen.
Los Ramones con sus chupas, sus camisetas, sus vaqueros rotos...
Esta semana se cumplen 40 años de los primeros conciertos de los Ramones, la banda neoyorkina punk rock por excelencia. Su música, esas descargas eléctricas de dos minutos y medio, sigue sonando en dormitorios adolescentes y garitos de todo el mundo. Pero es su imagen la que con el tiempo ha demostrado ser un verdadero fenómeno de masas. Casi dos décadas después de su separación (en 1996), legiones de jóvenes -y no tan jóvenes- siguen teniendo la misma pinta que estos músicos del barrio de Queens, unificados bajo el apellido ficticio de 'Ramone'. Sin ir más lejos, The Strokes saltaron a la fama como su versión desparasitada y Hedi Slimane ha adoptado su silueta estrecha, como levemente encogida en la lavadora.
Aunque resulte paradójico para un grupo punk, su imagen era más meditada de lo que pueda parecer. Johnny siempre reconoció que le gustaba vestir bien y pasó épocas de influencia glam, llevaba pantalones de lamé plateado o copiaba a Brian Jones. Sin embargo pronto entendieron que necesitaban hacer borrón y cuenta nueva. Su famoso look nació de una voluntad de hacer lo contrario que las excesivas estrellas del rock sobreproducido de mediados de los setenta. Pero al revés que los punks británicos, con sus crestas e imperdibles, ellos eligieron un vestuario sencillo, accesible e inmediatamente reconocible, que podía ser copiada por cualquier chico. De la misma manera que su discografía se monta con un puñado de acordes, ellos se sometieron a un uniforme de chupa de cuero, vaqueros pitillo y deportivas. Como los trajes de los primeros Beatles, les daba identidad de grupo y les separaba de la moda complicada de esos años. Era un look gastado y desaliñado, pero escueto. Calculado, pero de apariencia natural. Y tan preciso como su ubicación simétrica cada vez que se subían al escenario.
He aquí la receta:
Cazadora de cuero. Elegían las perfectos de Schott, las mismas que llevaba Brando en Salvaje. Preferiblemente los modelos One Star (613) y la más económica 418. La marca centenaria ha anunciado que abrirá tienda en el SOHO neoyorkino después de 70 años sin comercio físico propio.
Vaqueros. En ocasiones rotos y ante todo ajustados. En estos últimos años de incombustible fenómeno skinny, los Ramones siguen siendo los padrinos de este estilo. Joey Ramone compraba los suyos, negros y elásticos, en Trash and Vaudevil, la tienda punk del East Village de Nueva York. Vivía a la vuelta de la esquina y en ocasiones aparecía por allí de compras con su madre. En Trash and Vaudeville, en pleno East Village neoyorkino todavía se puede encontrar el modelo exacto. El dueño de la tienda, el legendario Jimmy Webb, estará más que dispuesto a buscar la talla perfecta y hacer recomendaciones. Aunque sus consejos en materia de tejanos son fáciles: han que ser lo más "pegados y bajos de cintura" posible.
o
Camisetas. Siempre una o dos tallas más pequeñas y a veces dejando el ombligo al aire. Comúnmente de rayas o con lemas de impresión casera, sin intentar ser ingeniosos. La mayoría de las camisetas que imprimían decían algo así como "Ramones, New York City" El año pasado se subastaron las posesiones de Joel Ramone y junto sus efectos personales y colección de vinilos con se pusieron a la venta 140 camisetas. Algunas de ellas eran de grupos como Motorhead o Nirvana. Las camisetas de merchandising Ramones, hoy ubicuas y atajo fácil al estilo rockero, se han independizado de su legado musical. Se venden en tiendas de moda pronta y en cierta manera han superado en popularidad a sus discos.
Peinado. Sus cortes de pelo de pajes nacieron principalmente para llevar la contraria. Como ha explicado Marky Ramone, quien en 1978 sustituyó al batería original Tommy Ramone, la moda de entonces era peinarse el pelo hacia atrás, así que ellos se lo echaron hacia delante.
Gafas de sol. Joey no se dejaba ver sin sus lentes de cristales rosas. En honor a la banda Tom Ford ha diseñado un modelo llamado Ramone.
Zapatillas. Gastadas y sucias. La leyenda dice que siempre llevaban Converse Chuck Taylor All Stars en lona. Converse sacó provecho de ello comercializando una edición conmemorativa con el logo de la banda. Pero en realidad, preferían las Keds de chica (una suerte de victoria estadounidenses) que pueden apreciarse en la portada de su primer disco en 1976. Dejaron de ponérselas porque su modelo predilecto paró de fabricarse. La explicación posterior de Marky es que los greasers en Brooklyn llevaban Chucks.
Logo. El aguila coronada por flechas ya forma parte del imaginario pop del siglo XX. Fue diseñado por su amigo el artista Arturo Vega y al contrario de lo que pudiera pensarse es un alegato patriótico, una defensa sin ironía de los valores estadounidenses. Según Vega relató a S Moda en 2012, un año antes de su fallecimiento, le molestaba la imagen salida de un cómic que se estaba labrando el grupo. Una visita a Washington D.C le empujó a crear un logo de inspiración militar que transmitiera autoridad y orden. Todo lo contrario al estilo punk y compatible con la ideología conservadora de Johnny. "La idea es que fuera lo más típicamente americano posible", declaró Vega a este medio. El logo y consecuentemente las camisetas impresas con él supusieron un tremendo éxito de ventas. Cada uno de sus 14 álbumes de estudio no vendió más de decenas de miles de copias, mientras que las camisetas se han vendido por millones.