A raíz del 'cierre definitivo' del mítico local zaragozano La Estación del Silencio, y de su traslado al Distrito Federal mexicano para hacer las américas, queremos recordar otra de las señas de identidad del rock maño: el BV80. A través de su propietario recordaremos uno de los estandartes de la música en directo de la capital aragonesa. Vamos pues con este interesante documento que nos traerá a la memoria - o en su defecto nos informará - de aquellos irrepetibles años de excesos y creatividad, y es que en los ochenta había vida más allá de la mediática movida.
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