El 10 de marzo de 1863, John A. Frye abrió las puertas de
una pequeña tienda en Massachusetts. Los zapatos
que hizo no eran iconos de la moda o del estilo más sofisticado. Solo tenían un propósito: facilitar la vida cotidiana en el trabajo de los
cientos de trabajadores de las fábricas en ese pequeño pueblo de Nueva
Inglaterra. Los
individuos que llevaban calzado de Frye eran personas
trabajadoras, y cuando comenzó la aventura
de las familias de Nueva Inglaterra hacia el oeste a finales del siglo XIX, muchos de esos pioneros llevaban botas Frye a lo largo de
la jornada.
Con el
tiempo, la familia Frye crecería y con ello, la compañía se expande. Cada generación de trabajadores de Frye se dedica al arte y al oficio de
zapatero, a la creación de nuevos modelos, al descubrimiento de nuevos
materiales, e incluso a la invención de maquinaria para la fabricación de calzado. Su fervor por el proceso de elaboración de calzado tan resistente como es hermoso ha sido punto de referencia de la empresa desde
entonces. Y esta dedicación ha ayudado a Frye a elaborar un calzado con una
larga e ilustre historia.
Durante un viaje de 1938 a Washington DC,
el nieto de John A. Frye conoció a un almirante de la Marina de los
EE.UU., que señaló su dificultad para encontrar los estilos Wellington
que tanto le gustaban. Como un favor, John accedió a hacerle un par. Así Frye
continuó acaparando las solicitudes de botas para la Segunda Guerra Mundial. La empresa ha suministrado a miles de soldados y pilotos con botas Frye. Sus botas han viajado por
el mundo a los pies de los soldados estadounidenses, desde Normandía a Okinawa, incluso el general Patton llevaba un par.
Hoy en día
sus botas Harness clásicas ocupan un lugar preciado en la cultura
estadounidense y han sido presentadas en los más diversos salones internacionales y
disfrutan de fuertes ventas en todo el mundo, incluyendo todavía muchos estilos similares a los originales de 1860. Esa es la historia y su patrimonio, de casi 150 años, a través de cambios culturales, cambios en la moda, de generación en generación. Ahora, las botas Frye son elegidas por encima de todas las demás por su estilo
inimitable y una calidad sin compromisos.
Y sin
embargo, a pesar de su éxito como fabricante de botas,
su misión no ha cambiado desde sus días en
la calle Elm y ahora podrás comprobar su historia y tradición de la mano de
Burning Road Store, distribuidor oficial FRYE COMPANY.