Comienza diciembre, y con la llegada de la niebla y la escarcha, el cierzo y el polvorón - y aunque no sea apropiado de esta época - es encantador acordarse de algún viaje veraniego, al calor del amor en un bar. De difícil publicación compulsiva, BRS rescata aquel buen tiempo en el que aprovechas para refrescar tus ideas y olvidarte de problemas. Es el turno pues de un cuento de verano...
La aseada Vitoria y el excelente cartel del Azkena Rock Festival nos esperaban. Carreteras secundarias, cerveza y pintxo. Todo en orden. Ambiente masivo con sed de riff y es que El Príncipe de las Tinieblas tiene un carisma especial.
Después de esta visita de un día casi obligada a uno de los mejores festivales de este país y de ver a unos serios The Cult y a un Ozzy entregado a sus incondicionales, arrancamos los motores para nuestro particular Landas Road Trip. Deme vino y foie oiga. Deme fuego y gas.
Otra perspectiva del vecino país más allá del castillo, el queso y la montaña. Kilómetros de coníferas en busca de una de las concentraciones con más solera del viejo continente, a unos 100km al norte de una atascadísima Burdeos, frente a la costa atlántica. Viejos hierros, pesadilla de cualquier inspección técnica estatal. Un espectáculo. Saludos sin prejuicios sin importar la marca de moto o la procedencia. Extrema complicidad. C'est la France!. Buena acampada, buena comida, buena música y vuelta, que hay mucho por descubrir. Burdeos, La Aquitania, Capbreton, San Juan 'Pied-de-Port', Roncesvalles...el viaje no lo hace el destino, sino el camino y sus circunstancias...
Un gran festival, de cerveza y distorsión. Una excepcional Francia, de gigantes dunas y sabrosos mariscos, donde la gastronomía es religión. Un excelente ShowBike, de rígidos, grasa y pan de oro.
Te dejo pues con esta pequeña selección de instantáneas de viaje, y como dice la canción...nos queda el mar y un buen pescado, que comer a tu lado y eso solo será si vuelves, claro...
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