Mañana desapacible en Dublín. Pues pub y pinta de Guinness. Ahí empieza todo. Dios creo aquí la eternidad. Irlanda, el país sereno de los mares del norte te acoge sin reservas. La historia te brinda un momento de Irlanda en cada una de sus tabernas, en cada uno de sus ladrillos, en cada una de sus canciones y en cada uno de sus paisajes. Los señores Vance&Hines ponen la única nota de sonido a las praderas de turba y trébol, una perturbadora, sinfónica y leve interrupción en el pasto dominical del pomposo y sorprendido ganado ovino.
Las exquisitas ostras, los murales de Belfast y Derry, el monumento nacional a la cerveza de la Guinness Store House, los tremendos acantilados o el desayuno con alubias en el jardín de la casa de los abuelitos donde te alojas no te dejan indiferente. Vuelta al pub, posiblemente los mejores bares del mundo, y el mejor, en cualquier pequeño pueblito. Borrachera de música en vivo, Van Morrison en el ambiente y Oscar Wilde en el recuerdo.
La cerda de Milwaukee se porta, y te transporta entre cruces celtas. Una experiencia de vida atravesando valles y montañas... y ver en Carrick-a-Rede el mar a tus pies. Lagos y castillos se mezclan con historias de confrontación política y religiosa, murales para el recuerdo, tragedias tatuadas en la piel. Waiter, Whiskey in the Jar. Cantas, cual salvaje trotamundos, el himno The Wild Rover de los Dubliners, y echas mucho de menos a Phil Lynott, a aquellos que se fueron y nos dejaron su legado en forma de inolvidables canciones.
Es hora de recapacitar. Recordar historias de gigantes, ojear viejos vinilos y escuchar aquí un último riff de Mr. Rory Gallagher, saborar otra stout y mirar a tu alrededor para intentar atrapar a algún adinerado y escurridizo Leprechaun que te regale su oro antes de dejarlo marchar...
DUBLÍN - BELFAST- ANTRIM - CARNLOUGHT - BALLYCASTLE - DERRY- GLENVEAGH NATIONAL PARK - ARDARA - KILLBEGS - DONEGAL - ENNISKILLEN - BELFAST- DUBLÍN
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